existe el eterno debate sobre si nuestra vida está
predeterminada, o si por el contrario tenemos libertad para cambiar nuestro
destino.
la teoría de probabilidad, en su momento fue algo muy innovador, ya que se trataba de estudiar sucesos aleatorios, que no se podían prever mediante una fórmula matemática. el resultado al lanzar un dado o al repartir unas cartas, depende del azar.
algunos fenómenos naturales se pueden prever en cierta medida, pero siempre quedará una incertidumbre, un margen de error. eso ocurre con el tiempo meteorológico.
las sucesiones numéricas son deterministas, ya que puedes
averiguar cuáles serán los siguientes términos. veamos algunos ejemplos.
0, 2, 4, 6, 8, 10... los números
pares. progresión aritmética de término general 2·n
1, 2, 4, 8, 16, 32... las
potencias de 2. progresión geométrica de término general 2n
0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21... la
sucesión de fibonacci. cada término se calcula sumando los anteriores. durante
mucho tiempo se creyó que no había un término general que nos diera
directamente cualquier término de la sucesión. al final alguien lo encontró,
pero es muy lioso y nadie lo usa...
1, 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23,
29... los números primos. aquí ha sido imposible encontrar una fórmula
que genere todos los primos y sólo los primos. es una sucesión predeterminada,
porque un número es primo o no lo es y sabemos cómo averiguarlo, pero no se ha
conseguido encontrar la pauta que siguen.
el otro día leí un párrafo curioso en el libro de relatos ‘el ángulo del horror’ de cristina fernández cubas. trataba sobre lo que se llaman sueños lúcidos, en los que la persona es consciente de estar soñando, y puede decidir sobre su sueño. una especie de libre albedrío, pero en el mundo onírico?
Julia tuvo que hacer un gran
esfuerzo para no intervenir. También a ella le ocurrían esas cosas y nunca les
había concedido la menor importancia. Desde pequeña se supo capaz de regir
algunos de sus sueños, de comprender súbitamente, en medio de la peor pesadilla,
que ella, y sólo ella, era la dueña absoluta de aquella mágica sucesión de
imágenes y que podía, con sólo proponérselo, eliminar a determinados
personajes, invocar a otros o acelerar el ritmo de lo que ocurría. No siempre
lo lograba –para ello era necesario adquirir la conciencia de la propiedad
sobre el sueño– y, además, no lo consideraba especialmente divertido. Prefería
dejarse embarcar por extrañas historias, como si sucedieran de verdad y ella
fuera simplemente la protagonista, pero no la dueña, de aquellas imprevisibles
aventuras.
la conexión telepática, no sé si será aleatoria o
determinista. pero cuando se produce en el foro naranja entre una bella
escritora y un excéntrico matemático, entonces podemos asegurar que es mágica.
;)