nuestra amiga ginebra propuso un doble reto para los meses de julio y agosto. en julio el tema era cualquier lucha interna en la que pudiéramos estar inmersos, mientras que en agosto había que plantear una respuesta, una liberación a esa lucha. además, elegiríamos una imagen como inspiración para cada uno de los textos.
pues aquí lo tenéis. no es que me entusiasmen estos dos
relatos míos, pero como nueva entrada del blog, era esto o el calendario
estheriano para 2024. y para el calendario es pronto, vamos a esperar una
semana por lo menos. ;)
julio
Siempre me han gustado las metáforas visuales. Cuando era jovencillo y me atraía alguna chica, me preguntaba si ella podía sentir algo parecido por mí. Y descubrir la respuesta lo visualizaba como abrir una caja: dentro de ella podía haber algún objeto más o menos valioso, o no haber nada.
Esto me lleva a pensar en un problema que nos propuso el profesor de la asignatura de estadística de 3º de carrera –precisamente la misma época en la que tenía esos enamoramientos tan ingenuos–.
Imaginemos un concurso de televisión en el que se le presentan al concursante tres puertas cerradas. Detrás de una de ellas hay un coche, y habrá que acertar cuál es. El concursante elige una de ellas, pongamos que la central para poder visualizarlo más fácilmente. Entonces, el presentador abre otra de las puertas, pongamos que la derecha, tras la cual no hay nada.
El concursante tiene la oportunidad de elegir de nuevo. ¿Qué puerta deberá elegir, la central o la izquierda? ¿Con cuál tiene mayor probabilidad de acertar? La intuición nos dice que con cualquiera de las dos, pero las matemáticas nos dicen que la mejor estrategia será cambiar de elección y decidirse por la otra, la izquierda.
Esto se entiende mejor con un número mayor de puertas,
digamos que diez. Tú eliges una puerta, y el presentador te abre todas menos la
que has pedido y otra. Tienes la oportunidad de elegir de nuevo. Elegir la
misma que has dicho antes es suponer que has acertado a la primera. ¿De verdad
crees que has tenido tanta puntería como para acertar la puerta correcta entre
diez posibles? Parece más razonable creer que la primera vez has fallado, y que
el coche estará tras la otra puerta que aún está cerrada.
A menudo ocurre que tenemos una lucha interior entre el
cerebro y el corazón. Incluso, dentro del mismo cerebro, existe una dualidad
entre el hemisferio izquierdo –más racional y lógico– y el hemisferio derecho –más
intuitivo y visual–.
A veces en la vida nos encontramos puertas cerradas, y nos preguntamos cuál debemos abrir. La elección correcta no siempre será la puerta más amplia o bonita... o quizá sí. Sólo lo sabremos abriéndola. Y como no estamos en un concurso de la tele, siempre podremos desandar el camino y abrir otra puerta...
En cuanto al tema del amor y las cajitas que me imaginaba cuando era veinteañero, pues se pueden abrir, o bien intuir mediante diversas señales si hay algo dentro o no. A día de hoy aún no he encontrado una estrategia infalible, pero siempre se puede agitar la caja cerca del oído, a ver si suena algo o no.
agosto
Durante mucho tiempo había tenido en mi mente una metáfora visual sobre el amor. Cuando me preguntaba si lo que yo sentía por una chica determinada podía ser recíproco, me imaginaba una caja cerrada cuyo contenido no se podía ver. En su interior podía haber desde un lápiz hasta un diamante... Oye, ahora que lo pienso, el diamante y la mina de lápiz tienen la misma composición –carbono puro–, pero diferente estructura atómica.
Pero volviendo al tema de los sentimientos correspondidos o no, esa caja simbólica se acabaría abriendo con el tiempo y mostrado su contenido, no había que precipitarse. En el nuevo curso había hecho amistad con una chica de nombre muy matemático, Áurea. El primer día nos sentamos juntos en clase y empezamos a hablar. Las mejores cosas en la vida surgen de manera aleatoria, o random como dicen los youtubers.
Un día, Áurea me propuso que estudiáramos juntos en su casa. Ella vivía en Carabanchel, cerca del río Manzanares, y sus padres estaban de viaje. Habíamos empezado a dar la distribución normal –lo que viene siendo la campana de Gauss– en la asignatura de estadística. Como sabéis quienes hayáis tenido que estudiar estos temas, la fórmula es:
–¡Menos mal que no tenemos que aprendernos la fórmula de la
distribución normal y nos dejan usar tablas! –comenté.
–Ya... aunque la fórmula, bonita sí que es. Aparecen tanto
el número π (pi) como el número e –respondió ella.
–Pi es más conocido por la gente en general, pero en
matemáticas y física avanzadas, el número e es igual de importante. ¿Tú
de quién eres más, Áurea? Bueno, pensándolo bien, a ti te gustará el número
áureo, jajaja.
–¡Qué chisposo estás hoy! Pues tanto a π como a e
les tengo un aprecio especial. Tanto, que me los voy a tatuar, fíjate tú.
Entonces Áurea sacó de un cajón una pluma antigua, una pluma de ave, de las que antes se usaban para escribir. Introdujo la punta en un tintero y se levantó un poco su falda.
–Esta pluma la heredé de mi abuelo –me explicó mientras
escribía con ella los símbolos π y e en su muslo–. Hala, ya está,
dejo que se seque y ya se me borrará cuando me duche un par de veces.
–¡Vaya! Al leer las dos letras juntas, pi-e, suena como
“pie” –dije yo–. Oye, hablando de lo cual... Cuando hayamos acabado de
estudiar, ¿nos descalzamos y nos hacemos cosquillas en los pies un rato?
–¿De verdad quieres eso? Te advierto que para las cosquillas
tengo la pluma de mi abuelo... ¡y sé bien cómo usarla! –añadió en tono
travieso.
Estuvimos un buen rato estudiando, en un silencio tan sólo interrumpido para preguntarnos alguna duda rápida uno al otro. Al final nos salían todos los problemas de distribución normal a la perfección, así que ese tiempo de estudio había sido fructífero.
–Bueno, pues ya sabes lo que toca ahora –dijo ella mientras se quitaba despacio las botas y los calcetines–. ¡Empieza tú si quieres, te doy ventaja!
Desde luego, Áurea aguantaba las cosquillas en las plantas
bastante mejor que yo, o tal vez su técnica de hacer cosquillas era más
depurada que la mía. Llegó el anochecer, y estábamos exhaustos pero muy
contentos.
–Había un chiste sobre una fiesta de funciones matemáticas –recordé–, y una de ellas, la función ex (e elevado a x), estaba sola en un rincón. Alguien le preguntó “¿qué haces, que no te integras?”, y respondió “¿para qué, si me va a dar lo mismo?”. Pues eso a nosotros no nos ha pasado, ¡nos hemos integrado a base de bien!
–¡Qué bobo eres, pero qué bobo! –respondió Áurea riendo–.
Anda, vamos a darnos una ducha, que estamos sudando.
Caray una anécdota picante.... lo de las puertas y la probabilidad lo leí hace años en un artículo y no me convencí hasta que me puse a practicar y vi que se cumplía. Y sin duda que lo explicas mejor que el artículo que leí, con el ejemplo de más puertas se entiende claramente y me habría ahorrado una tarde de hacer pruebas tontas. Toda mi admiración para ti.
ResponderEliminarEsas puerta han abierto tu lado más sensual ajajá, ya te comente donde Ginebra, muy bien hecho Chema. Besos, buenas noches.
ResponderEliminarAl principio me recordaste a Forrest Gann, con su caja de bombones. Explicas bien las probabilidades de que haya algo interesante tras una puerta de concurso, pero al final, encontrar algo o no es aleatorio. Con los seres humanos las variables son tantas, que es lotería acertar :-)
ResponderEliminarMuy divertida la anécdota de estudio con final de cosquillas. Un abrazo, Chema
Nunca he sabido qué puerta abrir. Un beso
ResponderEliminarPues no sé por qué no te gustan tus relatos, porque están fráncamente bien, mezclas ciencia, picardia, enganche y encima nos dejas con un final abierto :)
ResponderEliminarExisten probabilidades, pero no sabremos si el gato está vivo o muerto o ambas hasta que no abramos la caja.
Y pensé que ante dos puertas existía un 50% de posibilidades de haber acertado, debo revisar eso ;)
Me gustó mucho tu reto.
Besitos, chema
Me he perdido los aportes al reto de Ginebra, el tuyo es el primero que leo y parece que lo has resuelto a tu estilo, lo que significa que me ha encantado. Un abrazuco
ResponderEliminarTienes una habilidad maravillosa para llevar cualquier reto al campo científico/matemático y hacerlo con un enfoque ameno, ¡eso es un don!
ResponderEliminarA ver si con la rutina me animo con estos retos, que a mi me gustan mucho.
Besos.
Eres ingenioso, Chema. Me ha encantado tu presentación y la historia que has contado. He disfrutado mucho imaginando cada escena. Eres un travieso, solete ;)
ResponderEliminarMil besitos con mi cariño y muy feliz día 2 ♥
Hay que ver cómo consigues que las matemáticas resulten atractivas y divertidas.
ResponderEliminarBesos.
Amiguiño Chemita...
ResponderEliminarPor fin he entendido lo de las puertas.
El caso es que me pare Ia que era una probabilidad del 50 %, pero vista tu explicación, la probabilidad hay que contarla desde el principio del experimento.
Muy curioso. La verdad.
Me hizo gracia lo de tu anécdota y las cosquillas
¿Seguro que no hubo algo más?
Gracias por compartir.
Te mando un gran abrazo, desde el otro lado de las estrellas. ✨
💖💖
Hola, mi querido Chema 😊
ResponderEliminarVoy retomando poquito a poco vuestra compañía por estos lares, aunque los retos han sido un hilo conector que nos ha mantenido en contacto.
Darte nuevamente las gracias por tu valiosa compañía, y este maravilloso aporte, como siempre, fresco, creativo y con esas situaciones emocionales que siempre nos dejan una sonrisa en el alma…
(A mí me entusiasman, siempre 🥰)
¡¡Gracias y Bsoss enormes!! 💙
Chema, tus relatos son pura vida, amigo...Has mezclado letras, sentimientos y matemáticas de forma natural y amena, demostrando con claridad que todo está unido y si además lo haces con una chispa de gracia genuina y creativa, mejor que mejor...Me alegro de volver a leerte y disfrutar con tus ocurrentes, pizpiretas y alegres historias, Chema.
ResponderEliminarTe dejo mi abrazo entrañable admirado y agradecido, compañero.
No hay nada como un reto para sacar lo mejor de un hombre.
ResponderEliminarRompe con la timidez puede privarte de cosas muy bonitas
Me da la impresión que cada vez tienes mas probabilidades de sentir mariposas en el estomago 🦋
Ahora me pregunto si la ducha fue compartida o alterna.O sea, ducha al 100 ó 50 % . Muy torpe este intento mío de emular tu capacidad para llevar el texto al terreno matematico, jejeje... Y por otro lado, hay ocasiones en las que desandar el camino andado no es posible.
ResponderEliminarUn beso, Chema.
Hilando, hilando la que has liado ehhh. Me encanta.
ResponderEliminarBesines utópicos.-
¡Me has despertado una sonrisa!
ResponderEliminarRealmente son tal para cúal, bien integrados.
Que buenos cuentos los dos, muy amenos, dejan un delicioso sabor de boca.
Enhorabuena :)
Un abrazo :)
joaquín, ese problema del concurso, tal como lo explicó el profesor de estadística no lo entendí. pero casualmente ese caso venía explicado en un libro de curiosidades matemáticas que me regaló un amigo un tiempo después, y lo entendí a la perfección.
ResponderEliminarcampirela, en los retos de ginebra me suelto el pelo un poco más de lo habitual, jeje. me alegra que te haya gustado! las matemáticas se mezclan muy bien con cualquier cosa. :)
albada, así es. en matemáticas y física se llama procesos caóticos a aquellos en los que intervienen muchas variables, y un pequeño cambio en una de ellas produce grandes cambios en el resultado final. así son las relaciones humanas...
susana, a mí me pasa que cuando me decanto por una opción, luego me parece que la otra era mejor, hasta el punto de idealizarla...
besos y abrazos!!
prozac, el experimento ficticio del gato de schrödinger como ejemplo de la superposición cuántica, es un clásico! en el problema del concurso, recuerdo que en su día yo también pensaba que daba igual mantenerte en tu opción inicial que cambiar. la estadística tiene cosas antiintuitivas a veces. :) el segundo relato es un poco gamberro. :D
ResponderEliminarester, gracias por tus palabras! ya empiezo a sentir nostalgia de mi época universitaria, nunca pensé que diría esto. :) me da ideas para relatos y cosas.
noelia, tienes telepatía conmigo, porque en la siguiente entrada hablaría de dones, y aún no la había publicado. ;) a mí me gustan los retos de ginebra porque son bonitos y deja un mes de plazo, así se puede preparar con tranquilidad.
auroratris, el segundo relato es un poco travieso, sobre todo el final. ;) es curioso cómo se pueden recopilar recuerdos de distintas épocas y alguna fantasía, y mezclarlo todo en un mismo texto...
besos!!
devoradora, hace mucho alguien me sugirió que abriera un blog para matemáticas y otro(s) para demás temas, pero la gracia es entremezclar las mates con otras cosas, para que se comprenda el sentido real que tienen.
ResponderEliminarromaxu, el problema de las puertas es un poco antiintuitivo, porque para calcular las probabilidades, de algún modo tienes que "mirar hacia atrás". volver a elegir la misma es suponer que la primera vez has acertado (probabilidad 1/3), y cambiar de opción es asumir que la primera vez has fallado (probabilidad 2/3). los protagonistas necesitaban una ducha, no sé si fueron sólo las cosquillas lo que les hizo sudar. ;)
ginebra, muchas gracias por tus bonitas palabras! :* como ya sabrás, los escribí y te los envié por separado. cuando escribí el de julio, no tenía ni idea de cómo lo iba a continuar en agosto. lo que hago siempre es elegir primero la imagen, y eso me da ideas. :)
mªjesús, en los textos hay anécdotas de mi etapa universitaria, y supongo que también cierta influencia inconsciente de las novelas juveniles científicas de sonia fernández vidal, jeje. y sí, las matemáticas son fáciles de mezclar con cualquier tema, son universales.
besos!!
lua, es posible. cuando era más joven el amor me resultaba muy esquivo porque estaba muy tenso, muy preocupado por lo que la chica en cuestión pensara de mí. ahora soy yo mismo sin filtros. :D
ResponderEliminarilona, está muy bien ese ejemplo de la ducha!! tal como lo escribí, lo dejé abierto a la imaginación del lector, jeje. pero es verdad, si en una ducha compartida se gasta la misma agua que en una individual para un mismo tiempo, quiere decir que comparten el agua al 50%. ;)
irma, ya me acuerdo que me dijiste que las cosquillas en los pies las llevabas mal, jeje. yo no sé cómo las llevaría, pero creo que me pasa como a ti, soy muy sensible a las cosquillas.
volarela, los escribí por separado, el primero en julio y el segundo en agosto. el primero me salió más reflexivo y teórico, el segundo tiene más acción. ;) dependerá de cómo esté yo en ese momento. :)
besos!!
ja, ja, ja, pues son buenísimos los dos, Chema!! En el de las puertas, he aprendido mucho, me ha gustado. Y el de la fiesta en la que e elevado a x no se integraba, es muy gracioso matemáticamente hablando!! ja, ja, eres un crack!
ResponderEliminarBesos