de pequeño me daba miedo tirarme por un tobogán demasiado alto. instintivamente iba agarrándome a los laterales para frenarme. y es que, si es alto y la pendiente es pronunciada, para cuando llegas abajo has cogido mucha velocidad. el impulso que llevas puede hacerte caer contra el suelo de mala manera y hacerte daño.
me he fijado en algunos toboganes que tienen un diseño que atenúa este problema, en mayor o menor medida.
por ejemplo éste, que por su reducido tamaño parece pensado para los niños más pequeños. aparentemente tiene forma de curva cóncava, aunque en realidad está formado por dos tramos rectos de diferente pendiente unidos por un arco tangente a ambos. en cualquier caso, lo que se pretende es suavizar la pendiente al final de la bajada, y con ello la aceleración que experimenta el niño que se lanza por el tobogán.
este otro es para niños de mayor edad y/o más atrevidos. :) su altura es apreciablemente mayor que la del anterior. al principio tiene un tramo convexo, para que el incremento de pendiente sea progresivo. a continuación, un tramo recto de pendiente constante, que se podría considerar el principal. y por último, se va entrando de manera gradual en un tramo casi horizontal, para frenar la caída.
en los dos toboganes que acabamos de ver, el desplazamiento es bidimensional: hacia delante y hacia abajo. dicho de otro modo, la línea que forma el tobogán -con sus diferentes tramos rectos y curvos- se puede considerar que está contenida en un plano.
no ocurre así con el siguiente. la línea que forma es algo similar a un tramo de hélice. aunque no exactamente, ya que en las hélices la pendiente es constante por definición, como se explicó en esta entrada. en este tobogán observamos que la pendiente también se suaviza en la parte de abajo. la diferencia es que, al tratarse de una curva no plana, no sólo hay desplazamiento hacia delante y hacia abajo, sino que también hay un desplazamiento lateral.
el peso del niño se puede descomponer en dos direcciones: tangencial y normal. en esta otra entrada se explicó, para el caso de un balancín.
el peso siempre es vertical hacia abajo. cuanto mayor sea la pendiente, mayor será la fuerza tangencial que hace deslizarse al niño y menor la fuerza normal que le retiene sobre la rampa del tobogán. por el contrario, cuando la pendiente disminuye, el peso se traducirá más en una fuerza contra la rampa y menos en una fuerza de deslizamiento hacia abajo.
en esta figura se refleja cómo varían las componentes del peso en dos puntos diferentes de una curva de pendiente variable -mayor al principio y menor al final-. el peso se ha representado en color fucsia, su componente tangencial en verde y su componente normal en azul.
Qué interesante. Sean como sean los toboganes a mí me gustan y nunca me han dado miedo. De hecho, todavía ahora, cuando veo alguno, me dan unas ganas de tirarme por él... que me freno porque los niños de los parques me mirarían con cara rara, jajaja...
ResponderEliminarA mi me gustaba mucho lo del tobogan aunque le tenía si no miedo,bastante respeto XDD
ResponderEliminarChema a mi lo que me daba miedo eran los culumpios, por aqui tambien ahi toboganes pero ahora son menos peligrosos que los de antes, pues la mayorias son de plastico o fibra de vidreo, vamos no se muy bien de que estan echos, pero los de antes eran de metal y ademas de peligrosos, cuando les da el sol, quemavan de lo lindo, vamos que no se podian ni vajar por ellos de los calientes que estavan y nos acabavamos en el suelo, si llovia, se encharcava y quedava un charco de barro, ahora ponen una moqueta en plan goma o un material similar y si caes ya no es tan dolorosa.
ResponderEliminarmerchi, a mí lo que me gustaría es montarme en un tiovivo, que me encantan. pero me pasa lo que a ti, me mirarían muy raro. :D yo a los toboganes me subía, pero a la hora de lanzarme era cuando me entraba el canguelo, jeje.
ResponderEliminargeno, es que las cosas que hay en los parques, como toboganes, columpios, balancines... son divertidas pero también tienen su peligro. pero bueno, todos nos hemos caído y aquí estamos. :D
bertha, ya me acuerdo de que quemaban cuando les daba el sol! y lo de la lluvia, hasta que se secaran no podías tirarte. ahora las atracciones para los niños están sobre un suelo de goma, es verdad. a mí ahora los columpios sí que me darían miedo. como se rompa la cadena...
A mí también me daban miedo los toboganes, y no recuerdo haberme tirado por ellos demasiado a menudo. Lo que me pirraban eran los columpios, y de vez en cuando con la disculpa de mi sobrina todavía me subo en ellos :)
ResponderEliminarshirat, bien que haces! :) sobre los columpios un día podría escribir un post. son como un péndulo, sólo que el que se columpia puede impulsarse, haciendo que las oscilaciones sean más amplias. por cierto, el otro día vi a una niña en un columpio que se había quitado las chanclas y las había dejado en el suelo. y es que claro, si en pleno balanceo se te suelta una chancla, se va volando por los aires por el principio de inercia. los niños son muy listos! :D
ResponderEliminarNunca pensé en esas cosas cuando me tiraba de pequeña y no tan pequeña, en cambio con mis hijos si me surgieron esos miedos...¡que cosas!
ResponderEliminarBesossssss.
¡Uff! No quiero ni oír hablar de toboganes, tuve un incidente en uno de ellos en Port Aventura, el caso es que me deslicé por uno, su recorrido era vertical pero no sé porque regla de tres yo no caí en ese sentido si no que bajé balanceándome, no sé si me explico bien, el caso es que me agobie, al caer me hice daño, trague agua y a pique estuve de ahogarme porque se me cerró la glotis. Lo pasé fatal así que no me gustan nada los toboganes.
ResponderEliminarEstupenda tu explicación.
Un beso.
elanor, a mí me pasa igual, yo a los niños los veo como muy frágiles. si tuviera hijos lo pasaría mal, estaría todo el tiempo diciéndoles: no te subas ahí, no te arrimes allá... además a los niños siempre les gustan los equilibrios inestables. subir por la barandilla en vez de por los escalones y cosas así, jeje.
ResponderEliminarwendy, ya lo siento. :( aunque obviamente saliste de aquella porque estás aquí contándolo, debió de ser angustioso, y seguirá siéndolo el recordarlo. eso demuestra que mis temores con los toboganes no eran infundados. tienen que estar muy bien diseñados, para que el niño no se salga del carril, para que no llegue abajo con demasiada velocidad... ahora son menos peligrosos.
besos!
Nunca tuve miedo a los toboganes y empecè mal, porquè me tirè de cabeza. Me ha gustado tu entrada.
ResponderEliminarun saludo
fus