viernes, 28 de abril de 2023

hacer memoria

 

el otro día iba al mercado a hacer las compras, y al pasar por delante de una tienda, noté que estaba sonando una canción de phil collins. su voz es inconfundible, sobre todo cuando llevas escuchándole desde la adolescencia. me acerqué disimuladamente para identificar la canción. era everyday, de su álbum ‘both sides’ de 1993. está bien que pongan algún éxito suyo que no sea de los más obvios.

un rato más tarde, al sentarme a comer, me vino a la cabeza el estribillo de una canción: “she will always carry on, something is lost, something is found...” ♫

traté de recordar qué canción era ésa. tenía claro que la cantaba una mujer. tina turner, stevie nicks, pat benatar...? y ya caí: era hymn to her de pretenders, de su álbum de 1986. aunque en realidad era casi chrissie hynde en solitario, porque de los miembros originales de la banda sólo quedaba ella.


se podría decir que el primero de esos dos ‘flashbacks’ musicales que tuve fue exógeno, porque vino a raíz de escuchar en un sitio ese tema de phil collins en cuestión. sin embargo, el segundo de ellos fue endógeno, porque la canción de pretenders me vino a la memoria sin ninguna causa externa aparente.

y eso me ha hecho recordar un pasaje de la novela que terminé de leer el otro día, ‘los astronautas’ de laura ferrero:

Por otro lado, es necesario distinguir la memoria narrativa, episódica –las historias que la gente cuenta a los demás y a ellos mismos sobre el trauma–, situada en el hipocampo, de la propia memoria traumática, situada en la amígdala, que es precipitada y se activa mediante un disparador. El recuerdo traumático no se puede verbalizar ni evocar: simplemente acontece. En psicopatología se habla de “recuerdos intrusos” porque no preguntan: aparecen sin avisar.

a mi modo de ver, esos recuerdos que aparecen ‘de la nada’ no son necesariamente traumáticos. ;) te puede venir a la cabeza de repente una cosa que te pasó hace tres décadas y que tenías totalmente olvidada, y que pudo ser buena, mala o indiferente. tal vez ese recuerdo surge por alguna asociación de ideas que se te escapa...

viernes, 21 de abril de 2023

dilema

 

en una asignatura de economía que tuve en la carrera, nos explicaron el dilema del prisionero.

supongamos que detienen a dos personas sospechosas de haber cometido un delito. se producirán diferentes escenarios, dependiendo de que confiesen o no su culpabilidad.

  • si ninguno de los dos confiesa, se les aplicará a ambos una pena simbólica, pongamos seis meses de prisión. será una situación buena para ambos.
  • si uno confiesa y el otro no, al que ha confesado le dejarán en libertad, mientras que al que se ha mantenido en silencio le impondrán una larga condena, treinta años. la situación será óptima para el primero y pésima para el segundo.
  • y si ambos confiesan, se les impondrá una pena intermedia, pongamos cinco años. será una situación mala para ambos, pero podía haber sido peor.

se supone que a los dos prisioneros se les mantiene incomunicados entre sí, de manera que no pueden pactar una estrategia común a seguir. lo ideal sería que ninguno de los dos confesara, pero cada uno de ellos desconfiará del otro. con lo cual, lo más probable será que ambos confiesen, para evitar el temido escenario de que a uno le caiga la máxima condena y el otro quede libre. si a los dos les imponen la pena intermedia, será un mal menor.

el dilema del prisionero forma parte de la rama de las matemáticas llamada teoría de juegos. nos explicaron un caso equivalente en economía: dos comerciantes de un determinado producto -un duopolio, podríamos decir- pactan venderlo al mismo precio. pero, de manera similar a como ocurría en el dilema del prisionero, uno puede traicionar al otro bajando el precio...

  • si ambos mantienen el precio, se reparten equitativamente las ventas.
  • si uno baja el precio y otro no, todos le comprarán al primero.
  • y si los dos bajan el precio, la situación volverá a equilibrarse, pero con menos ganancias para ambos.

espero que os ha parecido interesante. con ciertos productos, como por ejemplo los zapatos, hay que pensar en el precio pero también en la calidad. ;)

viernes, 14 de abril de 2023

dar vueltas

dicen que son signos de inteligencia tener mala letra, ser desordenado y hablar solo. pues entonces yo debo ser einstein. :P

cuando cometo algún fallo, ya sea confundirme por completo con la hora de una cita médica, dar una mala clase porque me he liado mucho explicando un problema complicado, decir una tontería en una conversación con alguien que me importa... le doy muchas vueltas en la cabeza. y en alguna ocasión estos pensamientos se llegan a exteriorizar en voz alta...

eso me recuerda a un pasaje de la novela ‘los renglones torcidos de dios’, que la he mencionado en varias ocasiones. para poneros en contexto: la protagonista, alice gould, está internada en un centro psiquiátrico. en uno de los capítulos, visita el pabellón donde se encuentran los pacientes que presentan el grado más severo de demencia.

Y pronto dio con una clave que distinguía a todos los inquilinos de “la Jaula” con los del resto del manicomio. Los que andaban libres por el parque, los que convivían en el edificio central, tenían comunicación entre sí. Don Luis Ortiz era una fuente de lágrimas; sus glándulas lacrimales competían con el río Amazonas en la producción de líquido, pero hablaba y entendía y paseaba con otros. “El Falso Mutista” no hablaba con nadie “para que no le robaran sus pensamientos, pero él estaba atentísimo a lo que hacían o decían los demás. Rómulo padecía una amnesia lacunar respecto a Remo, su gemelo aplastado, pero sabía cómo se movían, hablaban y se comportaban “los otros”. Y ésa era la gran diferencia. Para los habitantes de “la Jaula”, “los otros” no existían. La gran mayoría de los dementes no eran capaces de estar atentos a nada, pero los que sí podían fijar en algo sus pensamientos, los dirigían hacia entelequias ancladas en el pasado o en sus alucinaciones engañosas. Y así, esta mujer insufrible que ahora estaba plantada frente a Alicia acusándola de haberle robado la herencia de un predio agrícola, no hablaba en realidad con ella, sino con sus fantasmas, con sus espectros, con sus duendes. En la “Sala de los Desamparados”, los locos padecían sus males “en compañía”. Aquí, todos estaban solos con sus quimeras.

cuando tengo alguna preocupación en la cabeza, no sólo doy vueltas en sentido metafórico, sino también en sentido literal. siempre me ha costado estar de pie sin moverme, tiendo a dar paseos, por pequeño que sea el espacio del que dispongo. doy vueltas en círculo, o voy de un extremo a otro como un péndulo. debo de haber recorrido muchos kilómetros a lo largo de mi vida. ^_^

supongamos que superlópez recorre círculos de un metro de radio, y da una vuelta completa cada 5 segundos. si se ha pasado 20 minutos dando vueltas, qué distancia ha recorrido?

la respuesta es aproximadamente 1,5 km. ;) vosotros también sois de rumiar las cosas en la cabeza? y dais paseos de un lado a otro cuando estáis inquietos? ...o quizá si estáis estudiando alguna asignatura de memorizar, que también podría ser.

sábado, 8 de abril de 2023

otra de yoga

en el reto del mes de marzo del blog varietés, nuestra amiga ginebra nos proponía escribir un texto sobre alguno de estos conceptos: soledad, aislamiento, miedo y transformación. además, debíamos elegir como inspiración una imagen entre varias de la fotógrafa josephine cardin.

este relato es una especie de fantasía mía que tenía en mente hacía tiempo. la chica existió, no me he molestado ni en cambiarle el nombre porque es muy común. :) el chico me lo he inventado un poco, es una especie de abstracción... no soy yo, al menos eso creo. :D

María estudiaba ingeniería industrial. Era una chica introvertida y callada, siempre se sentaba en primera fila y no estaba integrada en ninguno de los ‘grupitos’ que se formaban en clase. No tenía una imagen muy ‘cool’: era alta, con el pelo castaño y liso, la piel pálida, y solía llevar sudadera, pantalón de pana color crema y deportivas.

Un día se enteró de que los miércoles a las ocho de la tarde había clases de yoga en el gimnasio de la escuela. No dudó en apuntarse, ya que eso la ayudaría a descansar mentalmente y a conocer mejor su propio cuerpo.

El primer día, salió del vestuario ataviada para la práctica del yoga: camiseta, pantalón de chándal y calcetines gruesos. Cuando comenzó la clase, la profesora aconsejó quitarse los calcetines. Explicó que tienden a agarrarse a la esterilla, de manera que el pie se desliza dentro del calcetín, lo cual resulta engorroso para algunas posturas. Ella dudó de si quitárselos o no, ya que le daba un poco de vergüenza enseñar sus pies. Pero al final pensó “¡fuera complejos!” y se los quitó.

En la esterilla de al lado había un chico que parecía ir por libre como ella, había acudido a aquella clase de yoga sin la compañía de nadie. Cuando les tocaba hacer alguna postura complicada, intercambiaban miradas y sonrisas cómplices.

María y Ángel -así se llamaba el chico- pronto hicieron amistad. Siempre se ponían en esterillas contiguas, y al final de la práctica de yoga ‘comentaban la jugada’. Qué complicada es esta postura, casi me duermo en la relajación final... ese tipo de cosas.

Y después se iban juntos hasta el metro, para regresar a sus casas. Los dos estaban en 2º curso, y tenían muchas cosas de las que hablar. Pero, entre tanta gente que hay en la escuela, no se habrían conocido si no hubiera sido por el yoga. Cada día ves en el pasillo muchas caras que te pasan desapercibidas...

Poco a poco, su amistad se fue transformando en algo más. Al principio estaban en diferentes grupos de clase, pero él se pasó al grupo de ella por tener mejores profesores. En una universidad pública, puedes ir a un grupo diferente de aquél en el que te has matriculado, y nadie te va a decir nada.

La tímida María se fue transformando en una chica más segura de sí misma, y Ángel experimentó una evolución similar. En público se contenían un poco a la hora de manifestar su afecto, aunque un pico sí podían darse cuando no miraba nadie. Algún fin de semana quedaron para estudiar juntos, en casa de él o de ella...

Llegó el final de curso y el buen tiempo. María había perdido el pudor de enseñar los pies al tener que descalzarse en yoga, así que se animó a llevar sandalias. Cuando estudiaba en la biblioteca, se las quitaba y se ponía con las piernas cruzadas. A veces Ángel le hacía cosquillas en las plantas y ella le decía “¡bobo!” entre risas.

Los resultados de los exámenes fueron muy buenos para ambos. El amor no les descentraba, sino que les motivaba a dar lo mejor de sí mismos. Además de una pareja, eran un ejemplo de simbiosis, de juego win-win en la teoría de Nash, de transformación beneficiosa conjunta.