martes, 4 de noviembre de 2025

visión

 

esta mañana he ido a hacerme una revisión de la vista. luego, con el informe en mano, he encargado unas nuevas gafas en la óptica. serán muy parecidas a las que tengo ahora, no me apetecía cambiar.

notaba que para leer o para mirar cualquier cosa de cerca, veía casi mejor sin gafas. me han explicado que eso se debe a la presbicia, y que es algo normal. en cualquier caso, levantándome las gafas o no, seguiré viendo los bonitos vídeos de bosques y tirolinas que me envía una buena amiga. 😉

un profesor de ciencias naturales nos explicó que quien ve es en realidad el cerebro, es ahí donde nos llegan las imágenes del mundo exterior. los ojos serían entonces una especie de lentes que filtran esas imágenes?

también nos explicaron que lo que vemos, en sentido estricto, son colores. y eso tiene toda la lógica, porque todas las demás percepciones que se nos puedan ocurrir, pertenecen a otros sentidos. y por muy tridimensional que sea el mundo, con sus luces y sombras, no dejan de ser tonalidades de colores. y saber identificar a qué ser viviente o a qué objeto corresponde la imagen que recibimos, ya es otra función diferente de la estrictamente visual.

luego he ido a darle clase a esa misma chica a la que le mandé algunos vídeos desde el pueblo, porque quería ayudarla para un examen pero me pilló allí. borré los vídeos de mi móvil para que no me ocuparan espacio, pero sin querer se me quedó uno, era de una duda que me preguntó la noche antes de su examen.

no es especialmente ameno, pero es el que conservo. 😊 y, enlazando con lo que comentábamos antes, aunque hablemos de “ver un vídeo”, en realidad lo vemos y lo escuchamos. por cierto, en la clase de hoy nos hemos dedicado a los sistemas de ecuaciones, que es la continuación de matrices y determinantes.

durante la breve espera en el oftalmólogo, así como en el desplazamiento a casa de mi alumna y la vuelta, he estado leyendo la novela ‘historia del rey transparente’ de rosa montero, ambientada en la edad media. es muy extensa y apenas llevo leída una cuarta parte, por lo que seguramente me encontraré con muchos pasajes interesantes según avance. pero este breve diálogo me pareció bonito.

–Ah, ya estás de pie, Leola...

–He dormido muchísimo

–Lo necesitabas. El sueño es la mejor cura para las heridas. Para todas las heridas. Para las producidas por el filo que corta, por la punta que clava o por la punta que envenena. Recuérdalo.