sábado, 1 de julio de 2017

inseguridades

me resulta enternecedor recordar con qué chorradas me comía la cabeza cuando era adolescente. a pesar de todo, mi yo cuando tenía entre 15 y 18 años me cae bien. ^_^

cuando estaba en 3º de bup, un fin de semana por la tarde estaba dando una vuelta por el barrio con mis padres. vi a una pandilla de compañeros ‘malotes’ de mi curso, ninguno de los cuales era amigo mío. me puse nervioso, y evitando el contacto visual con ellos les hice una especie de saludo militar, llevándome la mano a la sien. y mientras seguía mi camino y ellos el suyo, oí unas risas ahogadas.


con lo fácil que habría sido decirles: “qué tal, dando una vuelta? hala, pues a pasarlo bien!”. pero la situación no invitaba a ello. yo sentía una mezcla de desprecio -porque no me caían bien- y de vergüenza -porque ellos iban de marcha mientras que yo estaba con papá y mamá-. además, como eran muchos y yo sólo era uno, me sentía incómodo. al volver a casa me pasé el resto de la tarde dándole vueltas.

uno de ellos iba al colegio en el mismo autobús que yo, y durante meses no me hizo ningún comentario sobre aquello. hasta que un día, cuando ya se me había olvidado, me dijo: “la próxima vez que me veas por la calle me saludas bien, y no así!” -y reprodujo mi gesto.

sigo conservando esa tendencia a dar vueltas a las cosas una y otra vez -creo que es algo innato-, aunque quizá ahora soy un poco más selectivo con los asuntos que me pueden llegar a obsesionar.

en la anécdota que he contado, también juega un papel el sentido del ridículo. ahora que soy un poco más maduro que entonces, entiendo que ciertas cosas vistas desde fuera no resultan tan anómalas como a nosotros nos parecen. por suerte o por desgracia, la gente va a su bola y no se dedican a mirar a los demás con lupa.

vosotr@s también pensáis mucho en cosas más o menos nimias? en caso de tener cualquier tipo de contratiempo susceptible de darle vueltas en la cabeza, más vale que no sea por la noche, ya que eso nos puede hacer perder el sueño...

17 comentarios:

  1. Hola Chema!! Esta situación es de lo más normal, a todos creo que nos ha pasado en algún momento de nuestras vidas, aunque ahora mismo no recuerdo ningún caso (y tengo bastante memoria). No suelo comerme mucho la cabeza, intento pensar en cosas cotidianas, como puede ser; ¿qué hago de comida mañana?, ¿qué me pongo para vestir? o ¿qué puedo publicar en el blog?. Hay que sentirse seguro de uno mismo, porque el pensar y más pensar no te lleva a nada solido, solo consigue lo que bien dices quitarnos el sueño y eso si que no, el descanso es fundamental. Besos y feliz día!!

    ResponderEliminar
  2. Hay gente "malsana" por la vida que se creen más que nadie, y ridiculizan a los demás, a esos que se creen superiores ni caso chema, ni siquiera dedicarlos un segundo de tu pensamiento, no merecen la pena, tú vales mucho mas que ellos, antes, ahora y siempre, eres un ser excepcional, pero sí es cierto que esa gente así te lo hacen pasar mal.

    A todos nos ha pasado algo por el estilo, antes esas cosas dolían mas que ahora que se daba más importancia a todo, ahora hay otras preocupaciones distintas con la edad más madura.

    Gracias por esta entrada chema que nos haces reflexionar sobre esa mala gente que hay en la vida ridiculizando a los demás y no se miran ellos.

    Besos y feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
  3. En la adolescencia todo nos parece un mundo. Tenemos exacerbado el sentido del ridículo y eso hace que, a veces, intentando evitarlo hagamos cosas aún más extrañas. A veces me da por releer algún diario de mi adolescencia (sí, aún los conservo) y me parto de risa con los "dramones" que tenía a veces.
    Eso no quiere decir que a veces, ya en mi vida adulta, no le dé vueltas a cosas que a veces no tienen la menor importancia. La mente funciona así.

    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  4. rosana, yo también he ido evolucionando a pensamientos más realistas a medida que me he hecho mayor. y tengo más tablas para salir airoso de las situaciones. aun así, el dar vueltas a las cosas lo llevo en mi adn. siempre me propongo no pensar demasiado en cosas que no merezcan la pena.

    maría, gracias por tus palabras!! :* es que ver siete-ocho pares de ojos clavados en ti siempre intimida un poco, sobre todo si no son amigos. no sé por qué los de ese grupito eran tan arrogantes, si no destacaban en nada. sé de al menos uno de ellos que ahora va de ultraconservador...

    álter, así es, los nervios nos llevan a hacer cosas extrañas. con un "eeehh, qué pasa, hasta luego!!" agitando la mano habría salvado la situación mucho mejor. :P yo no tenía diario, pero de vez en cuando me acuerdo de alguna cosa de estas y pienso: ya tengo tema para el blog!

    besos!!

    ResponderEliminar
  5. ¡¡¡Hola!!!
    Cosas así nos han pasado a todos y aunque yo era muy tímida sí que era capaz de saludar con normalidad, aunque luego me desinflaba y le daba vueltas a la cabeza.
    A día de hoy no soy de dar vueltas a las cosas, con el tiempo he aprendido a dejar fluir las cosas, a ver no a lo loco, si tengo un problema económico no me siento a esperar a que me toque la primi, o si hay algo de salud no espero que la persona se cure por arte de magia, no, busco soluciones pero no me como la cabeza en exceso, en cambio de jovencita sí, me pasaba horas preguntándome si un chico me había mirado, analizaba lo que me había dicho, repasaba mentalmente las conversaciones...supongo que es muy de adolescentes.
    Besos y feliz sábado. ¡¡¡Ahhh!!! Me encanta que tu yo adolescente te caiga bien, el mío me cae bien pero era demasiado efusiva, lo celebraba y vivía todo demasiado intensamente, jejeje.

    ResponderEliminar
  6. Yo creo que cada vez doy menos vueltas a las cosas, lo que pasó, pasó y ya, aunque es inevitable que algo te ronde la cabeza durante tiempo y lo examines y analices minuciosamente y en la mayoría delos casos, sin llegar a nada jeje.

    ResponderEliminar
  7. Yo sí le doy muchas vueltas a las cosas, si tengo que tomar una decisión pienso mucho en el tema, pero es verdad que luego la decisión tomada es inalterable. Y por cosas como la anécdota que cuentas me han pasado muchas, tal vez porque he sido una persona muy tímida y sigo conservando bastante de aquella timidez me siento insegura ante situaciones tontas de las que me parece que no salgo airosa. Sin embargo en las cuestiones importantes de la vida creo que soy bastante más segura.
    Feliz fin de semana, Chema.

    ResponderEliminar
  8. gemma, así es, los problemas auténticos hay que abordarlos, no darles vueltas sin llegar a nada. lo de reconstruir la escena en la mente una y otra vez, eso lo hacía mucho de adolescente. también cuando me preguntaba si algo que había hecho o dicho era pecado, que eso ya sería otra historia. :P y así como mi 'yo veinteañero' no me cae muy allá, en cambio mi 'yo adolescente' sí que me resulta simpático. ^_^

    geno, así es, reconstruir en la mente algo que ha pasado es dar vueltas en círculo, no se llega a nada. en todo caso, puedes llegar a falsear ese recuerdo añadiéndole cosas de tu cosecha, y ya no saber distinguir la parte real y la parte creada por tu imaginación. :P

    ilona, yo en temas importantes he tomado todo tipo de decisiones: excelentes, buenas, regulares, malas y nefastas. lo peor es cuando estás bipolar, en plan que durante una hora piensas que harás una cosa y durante la hora siguiente piensas que harás la contraria. la adolescencia es una época feliz, en la que sólo tienes preocupaciones tontas.

    besos!!

    ResponderEliminar
  9. Malotes como esos hay y habrá siempre. Y tímidos y encantadores como tú también. Yo creo que todos nos hemos sentido inseguros alguna vez ante situaciones parecidas. Y más cuando la adolescencia nos rondaba. ¡Cuantas veces viajaríamos en el tiempo para cambiar esas pequeñas cosas que nos afectaron siendo nimiedades! Ahora quizá nos preocupan otras cosas, pero no dejemos que nos quiten el sueño...un besazo

    ResponderEliminar
  10. Supongo que con la madurez vamos adquiriendo sabiduría y vamos dando prioridad a ciertas cosas. Vamos cambiando, amigo Chema.
    Lo que ronda por la noche debe de escribirse en un papel antes de ir a dormir porque si no nos despertaremos con esa inquietud. Está demostrado :)

    Mil besitos para tu finde.

    ResponderEliminar
  11. Yo a veces pienso en cosas que hice y me siento ridícula, pero se me pasa pronto. Nunca me ha importado mucho la opinión ajena y eso ha jugado a mi favor. Además, el tiempo pasa y todo se relativiza. Pero sí, de adolescente todo es un drama, es parte de la gracia de esa edad, que todo es enorme y terrible y creemos que no se superará nunca, jajajaja!
    Un beso!

    ResponderEliminar
  12. Querido Chema
    Yo antes también era así y le daba muchas vueltas a todo.También fui una adolescente tímida y puedo tener anécdotas parecidas a esa...Pero en estos últimos años he cambiado mucho y no dejo que los errores o momentos incómodos del pasado vuelvan a ocupar un espacio en mi mente.Vive cada momento ,el aquí y el ahora ...somos como somos por las experiencias vividas y no debemos ni arrepentirnos ni avergonzarnos porque gracias a ellas somos así...Mira siempre hacía delante y en vez de malgastar tiempo en pensar lo que ya ocurrió proyecta tus pensamientos y visualiza el futuro que te gustaría tener aceptando siempre tu presente...del pasado olvídate!
    Un Beso

    ResponderEliminar
  13. emma, a mí me encantaría volver atrás en el tiempo con lo que sé ahora. he sido muy tardío para adquirir habilidades sociales. ahora soy más o menos tímido, dependiendo de la situación y del día que tenga, pero cuando era adolescente no sabía ni hablar! muchas gracias por tus palabras. :*

    auroratris, tomo nota de ese truco, no lo conocía! ;) un profesor de mi cole nos decía que si explicabas por escrito en un papel algo que te había puesto triste, enfadado o lo que sea, lo guardabas y lo volvías a leer un mes después, aquello te parecía una tontería.

    naar, eso es una suerte, que no te importe lo que piensen los demás. sobre todo cuando es gente que no te va a dar nada ni te vas a acordar de ellos en cuanto pase un tiempo. luego piensas: "cómo podía preocuparme yo de lo que pensaran esos pringaos?".

    princesa, es verdad, el haber sido inseguro y propenso a meter la pata te hace ser más comprensivo y empático con los demás, no vas de listillo y procuras no hacer sentir ridículo a nadie. y sí, mejor pensar más en el futuro. precisamente esta tarde me estoy dedicando a hacer alguna preinscripción online para el curso que viene. ^_^

    besos!!

    ResponderEliminar
  14. Creo que puedo decir que te entiendo.
    Tengo una capacidad alucinante para acordarme de momentos vergonzosos que pasaron hace años y años y volver a ruborizarme por ello y pensar que menuda vergüenza. Y me acabo consolando pensando en que lo más seguro sea que sea yo la única que lo recuerda.
    Lo curioso es que sólo recuerdo momentos vergonzosos o en los que quedé mal... Quizás es que soy demasiado crítica conmigo misma.
    Por cierto, yo también me ponía nerviosa con los malotes y con los grupos grandes, me entraba el corte que no veas jajaja
    Besos

    ResponderEliminar
  15. Siiii, yo le doy vueltas a todo lo que me preocupa y, efectivamente, como sea por la noche, doy el sueño por perdido! Y se me ponen los nervios en el estómago cuando me ronda algo la cabeza. Me afectan cosas que a otros les resbalan y no lo puedo evitar. Así que en fin, te entiendo por tu agobio de adolescencia, por otro lado una época de inseguridades per se.
    El tiempo es bueno para algunas cosas... como la madurez y la seguridad!
    Besos

    ResponderEliminar
  16. A veces tiendo a obsesionarme , unas son tonterías otras no.

    Un abrazo.
    Que descanses bien.

    ResponderEliminar
  17. pirulí, en el caso de esta anécdota en concreto, más bien me río de ello. pero con otras situaciones desafortunadas, cuando me vienen a la memoria tengo que apartarlas de mi mente, porque... aagghhh, qué horror. cuando te encuentras con un grupo numeroso, incluso si son gente maja te sientes cortado, no digamos si son 'hostiles' por decirlo así.

    rosana, cuando te haces mayor tienes más aplomo en todas las situaciones. por ejemplo, cuando recién acabada la carrera me hacían preguntas impertinentes en las entrevistas de trabajo, me quedaba descolocado. en cambio ahora pondría sonrisa irónica y diría "pero a ver, qué pregunta es esa?", cuanto menos.

    amapola, yo igual. cuando me surge algún problema gordo, echo de menos los momentos en que mis problemas son tonterías. en ambos casos te obsesionas, pero... son diferentes tipos de obsesión.

    besos!!

    ResponderEliminar