se trata de una doctora en física y matemáticas nacida en polonia en 1867, y posteriormente nacionalizada francesa. vivió en parís hasta 1934. adoptó el apellido de su esposo, el también físico pierre curie. ambos hicieron importantes descubrimientos en el campo de la radiactividad.
pues aquí está el relato que me ha salido. espero que os guste a pesar de lo simple que es.
Estaba anocheciendo. Pierre Curie y su mujer Marie llevaban todo el día trabajando en su laboratorio.
–Pierre, ¿por qué no lo dejamos por hoy? Esto es agotador.
–Hay que tener paciencia, Marie –respondió él–. De todos modos, tienes razón, hoy ya llevamos muchas horas haciendo análisis. Vamos a cenar y ya seguiremos mañana.
–Algunos de los elementos que sintetizamos son tan inestables que se desintegran antes de que los podamos observar. Es frustrante.
–Bueno, mujer, no te apures. Hemos hecho otros avances. Como el de aislar el uranio y comprobar que éste es el que aporta la radiactividad a las moléculas que forma.
Pierre y Marie cenaron juntos, mientras comentaban la evolución de sus investigaciones. No tardaron en irse a la cama, y no les costó dormirse.
Marie tuvo un sueño. Veía como espectadora pasiva una clase de física impartida en un aula universitaria. Esto fue lo que escuchó decir al profesor:
–La radiactividad es una propiedad natural de algunos átomos, que hace que emitan partículas ionizadas –es decir, con carga eléctrica–, las cuales desprenden energía. Esta energía se manifiesta en una radiación que queda impresa en las placas fotográficas, y que puede atravesar superficies opacas.
»Estos descubrimientos fueron posibles gracias a los experimentos realizados a finales del siglo XIX por Marie Curie y su marido. A ambos se les concedió el premio Nobel de física por el descubrimiento de la radiactividad. Marie Curie recibió además el premio Nobel de química por su procedimiento para aislar el elemento químico radio.
Marie no podía creer lo que escuchaba. En ese momento, un alumno le decía en voz baja a su compañero:
–Este tema me encanta. La radiactividad, bien empleada, puede ser la fuente de energía del futuro. Hay que pensar que las reservas de carbón y petróleo son limitadas. Cada vez estoy más convencido de que en el segundo ciclo voy a escoger la especialidad de técnicas energéticas.
Marie se despertó. Había sido un sueño muy agradable. Se sentía llena de energía y vitalidad.
Por las rendijas de la persiana entraba luz. Ya era de día. Marie despertó a su marido.
–¿Qué ocurre...? ¿Ya hay que levantarse? –dijo él, con voz de sueño.
–Sí, Pierre. Vamos a desayunar, que tenemos que continuar con nuestros experimentos. ¡Que vamos muy bien, y tenemos que seguir!
–¡Qué optimista estás hoy, Marie! Ayer estabas un poco desanimada...
–Es cierto. Pero me he dado cuenta de que lo que estamos haciendo puede ser una contribución muy importante para la ciencia. Lo presiento...
Tras desayunar, ya estaban en el laboratorio, absortos en su trabajo.
–Pierre, ¿por qué no lo dejamos por hoy? Esto es agotador.
–Hay que tener paciencia, Marie –respondió él–. De todos modos, tienes razón, hoy ya llevamos muchas horas haciendo análisis. Vamos a cenar y ya seguiremos mañana.
–Algunos de los elementos que sintetizamos son tan inestables que se desintegran antes de que los podamos observar. Es frustrante.
–Bueno, mujer, no te apures. Hemos hecho otros avances. Como el de aislar el uranio y comprobar que éste es el que aporta la radiactividad a las moléculas que forma.
Pierre y Marie cenaron juntos, mientras comentaban la evolución de sus investigaciones. No tardaron en irse a la cama, y no les costó dormirse.
Marie tuvo un sueño. Veía como espectadora pasiva una clase de física impartida en un aula universitaria. Esto fue lo que escuchó decir al profesor:
–La radiactividad es una propiedad natural de algunos átomos, que hace que emitan partículas ionizadas –es decir, con carga eléctrica–, las cuales desprenden energía. Esta energía se manifiesta en una radiación que queda impresa en las placas fotográficas, y que puede atravesar superficies opacas.
»Estos descubrimientos fueron posibles gracias a los experimentos realizados a finales del siglo XIX por Marie Curie y su marido. A ambos se les concedió el premio Nobel de física por el descubrimiento de la radiactividad. Marie Curie recibió además el premio Nobel de química por su procedimiento para aislar el elemento químico radio.
Marie no podía creer lo que escuchaba. En ese momento, un alumno le decía en voz baja a su compañero:
–Este tema me encanta. La radiactividad, bien empleada, puede ser la fuente de energía del futuro. Hay que pensar que las reservas de carbón y petróleo son limitadas. Cada vez estoy más convencido de que en el segundo ciclo voy a escoger la especialidad de técnicas energéticas.
Marie se despertó. Había sido un sueño muy agradable. Se sentía llena de energía y vitalidad.
Por las rendijas de la persiana entraba luz. Ya era de día. Marie despertó a su marido.
–¿Qué ocurre...? ¿Ya hay que levantarse? –dijo él, con voz de sueño.
–Sí, Pierre. Vamos a desayunar, que tenemos que continuar con nuestros experimentos. ¡Que vamos muy bien, y tenemos que seguir!
–¡Qué optimista estás hoy, Marie! Ayer estabas un poco desanimada...
–Es cierto. Pero me he dado cuenta de que lo que estamos haciendo puede ser una contribución muy importante para la ciencia. Lo presiento...
Tras desayunar, ya estaban en el laboratorio, absortos en su trabajo.